Los cultivos forrajeros constituyen una parte muy importante en la alimentación animal. Este grupo lo forman plantas herbáceas, que pueden ser anuales o plurianuales y se suministra al ganado en verde o conservándolo mediante tareas de secado para permitir su conservación en el tiempo.

De todas las especies forrajeras que se cultivan en nuestro país, la alfalfa es la que más importancia tiene económicamente y a nivel de superficie.  Según el INE (Censo Agrario 2009, último disponible) hay en España 68.083 explotaciones con cultivos forrajeros de las que 45.761 tienen régimen de secano (más de 500.000 ha.) y 22.322 de regadío (más de 200.000 ha.).

La exportación de este cultivo

En el caso de la comarca de Los Monegros, considerada como una de las más áridas de España, su clima obligó a sus agricultores a modernizar los regadíos, situación que supuso un impulso económico muy importante para la zona.

La comarca, situada en el corazón de Aragón y dentro de la provincia de Huesca, destina un 67% de su tierra a la producción de secano y un 33% a la producción de cultivos de regadío, centrándose en la explotación de alfalfa, que luego exporta a Emiratos Árabes y China junto con varias cooperativas de la zona.

Las características climáticas tan singulares del desierto de Los Monegros dan lugar a una variedad de alfalfa considerada y distinguida por su gran calidad haciendo, a su vez, que los ternascos alimentados con ese forraje tengan una gran importancia a nivel nacional. Por ello, el Ternasco de Aragón fue la primera carne fresca reconocida con una Denominación específica en 1989.

En la actualidad, las exportaciones de forraje suponen para todas las deshidratadoras españolas su gran sustento. El mercado nacional ha disminuido considerablemente en los últimos años debido a varios factores, entre ellos un descenso acusado del número de cabezas de ganado (vacuno y ovino, que son los que consumen forraje). Sin embargo, la producción de alfalfa no ha disminuido, por lo que las empresas forrajeras han tenido que salir forzosamente al exterior.

Los encargados de producir la alfalfa son los socios y proveedores de las cooperativas de agricultores. Ellos, desde abril a octubre, hacen unos cinco cortes de alfalfa. Son los propios agricultores los que la cortan y luego los carros se encargan de recogerla cuando está en su punto óptimo de secado.

Una vez que llega a fábrica, se clasifica por calidades, de forma que se obtiene mercancía de calidad extra, primera, segunda o hierbas, en función de la proteína y del aspecto visual.

Seis cooperativas unieron su esfuerzo en un convenio

En 2014, varias cooperativas de Los Monegros, firmaron junto con otras cuatro firmas aragonesas un convenio para impulsar el aprovechamiento de los recursos que gestiona cada sociedad autónomamente. Esta iniciativa surgió con el fin de ganar clientes, compartir gastos de comercialización e incluso intercambiar información comercial y técnica entre los socios. Todos ellos comparten la información a fin de obtener unos mejores resultados y poder disponer así de mejores calidades con las que salir al mercado exterior.

Para la comercialización del producto terminado, la Cooperativa de Sariñena, capital de la comarca, participa en la empresa Exportación de Alfalfa Feed (Alfeed) junto con otras empresas y cooperativas aragonesas, con el fin de fortalecer su posición en el complejo sector de la exportación de forraje, abriéndose camino en mercados de Oriente Medio y Asia.

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