Tipos de suelos agrícolas
Los suelos tienen un papel muy importante en la productividad de los cultivos. Los cultivos de cada zona cambian según cambia el tipo de suelo. Así, el tipo de cultivo de cada parcela se adopta en función de dos variables principales: el tipo de suelo y el clima. Los suelos, por tanto, intervienen en la productividad de cada cultivo.
Clasificación de los suelos
Existen diferentes sistemas de clasificación de los suelos, según diversas variables. Los tipos de suelos más comunes son:
Suelos Arcillosos
Este tipo de suelos tienen la capacidad de retener mucho el agua. Cuando la media de lluvia al año es media/alta, esta es una buena cualidad. Este tipo de suelos son muy pesados para la realizar tareas de labor cuando están húmedos, debido a la alta capacidad de retener agua que tienen. En general, suelen ser suelos de buena calidad, ya que su capacidad de retener nutrientes es alta, son suelos muy fértiles.
Suelos Arenosos
Este tipo de suelos, a diferencia de los arcillosos, se labran con facilidad cuando adquieren cierta humedad. Tienen alta capacidad de drenaje, por lo que se secan muy rápido y al tener una alta capacidad de infiltración, son suelos porosos con buena aireación. No son tan fértiles como los arcillosos.
Suelos Calizos
Son suelos con alta presencia de roca caliza, de ahí su nombre y el color blanquecino que les caracteriza. Sus características son muy parecidas a las de los suelos arcillosos, pero el pH de este tipo de suelo es elevado, por lo que se puede dar el bloqueo de algunos microelementos esenciales para nutrir las plantas.
Suelos Salinos
En este tipo de suelos la presencia de sales es muy alta. Su principal problema es que dificulta mucho la absorción de agua. Las plantas que crezcan en este tipo de suelos tienen que invertir energía en coger el agua del suelo, por lo que no todas las plantas son aptas para este tipo.
La Salud de los suelos
En el momento en el que detectamos enfermedad en un cultivo, hay que determinar si es la planta o realmente es debajo de ésta (en el suelo) donde se están dando las condiciones necesarias para que dicha planta enferme, ya que la salud del suelo se ve reflejada en la salud de las plantas.
Se pueden distinguir dos tipos de suelos enfermos:
- Suelos supresivos: en los que la dureza de enfermedades de raíz es nula o casi nula.
- Suelos conductivos: la incidencia de enfermedades es significativa.
Hay características del propio suelo que hacen que sea más propenso a tener enfermedades, como por ejemplo la textura, la existencia de inundaciones prolongadas, etcétera.
Un suelo equilibrado donde se considere la parte mineral, de materia orgánica y microbiología será un suelo que tienda a ser supresivo, es decir, poco propenso a poseer enfermedades. Cada enfermedad tiene una cura diferente, sin embargo, se coincide en que los microorganismos del suelo son clave para tener un suelo supresivo.
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